A pesar de todos los cambios sociales y de estilos de vida de las últimas décadas, muchas personas siguen planificando y disfrutando de sus vidas con la familia. Convivimos, crecemos, nos preocupamos, discutimos, nos divertimos y ayudamos a padres, hijos, hermanos, abuelos, etc.
A veces surgen problemas en la familia que no se consiguen solucionar después de intentar muchas estrategias diferentes y de generar excesivo sufrimiento y preocupación.
La terapia familiar es una forma de abordar estos problemas de una forma más constructiva, y en muchas ocasiones ocurre algo sencillo pero excepcional: una familia reunida junto con el psicoterapeuta habla sobre lo que les ocurre, sobre cómo cada uno piensa o siente, de una forma más constructiva, como no ocurre en su día a día.
El trabajo del terapeuta familiar consiste en ayudar a la familia a conseguir los cambios que ellos quieren en sus vidas, a veces contando en consulta con todos los miembros de la familia o sólo con una parte de ellos.
Suele ser útil ayudarles a cambiar pequeñas cosas en su día a día, en su forma de relacionarse, de entender o interpretar al otro, de cuidarse o tenerse en cuenta. Y el terapeuta necesita entender cómo funciona esa familia, qué esperan cada uno de ellos, que les hacer sufrir, molestarse, ilusionarse, disfrutar, …
La terapia familiar y de pareja es una especialidad de la psicoterapia que requiere formación adicional y específica por la mayor complejidad y diferenciación con otros problemas que se abordan en la psicoterapia individual. Busca un terapeuta en tu ciudad que esté cualificado y amparado por las federaciones profesionales. En la web de la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas) tienes un buscador de psicoterapeutas por especialidad y ciudad.