Enseñanza basada en la evidencia

La Enseñanza o educación basada en la evidencia busca fundamentar las decisiones y los métodos que utilizan los profesores de una manera científica a partir de los datos que los docentes con experiencia van aportando, y principalmente se utilizan metaanálisis para ir llegando a un consenso de cuales son las prácticas pedagógicas realmente efectivas.

El concepto de Enseñanza basada en la evidencia surgió en 1992 a partir de un artículo de la Medicina basada en la evidencia, que trataba sobre un nuevo enfoque pedagógico para la enseñanza práctica en el campo de la medicina. El concepto llegó mucho más allá de la enseñanza de la medicina, en donde cambió la manera de enseñar en muchas escuelas médicas, y finalmente se exportó a todo el ámbito educativo.

Sabéis que me gusta hablaros sobre los investigadores que hay detrás de los temas que os cuento. En este caso tenéis que quedaros con dos nombres: John Hattie, un neozelandés profesor de educación, autor del mayor conjunto de metaanálisis basados en investigaciones cuantitativas. Lleva años estudiando los efectos que tienen sobre los resultados educativos los distintos factores. En su libro de 2009 llamado Visible Learning, Hattie presenta los resultados de lo que estudiaron a través de 50.000 investigaciones empíricas, con muestras de unos 80 millones de estudiantes, todo sintetizado por medio de unos 800 metaanálisis específicos. 

John Hattie

John Hattie

El otro referente es Robert Marzano, investigador en educación instalado en Florida, ha escrito más de 30 libros y 150 artículos sobre el mismo tema, llevando a cabo estudios muy centrados en ver qué tipo de estrategias son más útiles en la clase. Su obra más conocida, “Classroom Management that works”.

Robert Marzano

Robert Marzano

Es interesante ver cómo ambos investigadores han utilizado metodologías de trabajo muy diferentes pero han llegado a conclusiones muy parecidas. Hattie tiene una visión más global sobre la enseñanza y suele abarcar 6 factores o categorías que evalúa en cada estudiante: La familia, la escuela, el currículo, el profesor, y las maneras de enseñar. Marzano se ha centrado mucho más en los métodos empleados en el aula. Ambos han publicado listados de estrategias que la investigación respalda como efectivas y al menos en las 8 que identifican como más importantes no hay grandes desacuerdos o diferencias en ambos autores. 

Voy a contaros 5 prácticas educativas que cuentan con evidencia empírica. Los metaanálisis que ambos han realizado incluyen 138 intervenciones educativas diferentes, de las que 63 muestran un efecto positivo, aunque en muchos casos muy modesto. Las demás producen resultados por debajo de ese límite y no se justificaría su aplicación, algunas incluso producen resultados negativos. Pero en general, hay que decir que muchas de las intervenciones educativas en las que se depositan mayores expectativas demuestran de hecho ser improductivas; muchos factores a los que se atribuye gran importancia son en realidad insignificantes, y también destacan otras que realmente parecen tener una influencia positiva. Tenéis que entender que en cualquier practica educativa se espera un efecto positivo derivado del entusiasmo de los participantes y su expectativa de logro, así que se trata de identificar aquellas que, una vez neutralizado ese sesgo, sigan demostrando, de manera estadísticamente significativa, un efecto positivo.

Estrategia basada en la evidencia 1: Haz que los alumnos trabajen juntos

El trabajo en equipo no es algo nuevo, es fácil ver a muchos profesores utilizarlo como estrategia en clase. Lo que sí es más raro es ver a un grupo trabajando en equipo de forma productiva. Al trabajar en equipo, la mayoría de los alumnos suelen dejarlo en manos del líder del grupo, o sea el que se muestra más capaz o con más ganas de ponerse con la tarea. A este efecto de grupo los psicólogos lo llaman pereza social. Marzano y Hattie están de acuerdo en que si los alumnos trabajan juntos, el aprendizaje mejora, pero se tienen que dar una serie de condiciones: que se formen pequeños grupos (no más de 4), y que el aprendizaje cooperativo esté cuidadosamente estructurado, o sea, que se repartan claramente los roles y las tareas de cada uno. En este sentido es necesario calcular con más precisión qué puede hacer cada grupo y qué tareas se pueden asignar a cada uno de los miembros.

Estrategia basada en la evidencia 2: Objetivos claros en cada lección

Es crucial transmitir con claridad qué es lo que quieres que tus alumnos aprendan en cada lección. Este factor es para Hattie uno de los más potentes, por encima incluso de las altas expectativas de los alumnos. Y Marzano lo incluye en su top 5 así que parece evidente que hay que prestarle atención. La idea es que hay que establecer claramente lo que se quiere que los alumnos aprendan, porque esto además les ayudará a centrarse durante la clase en aquello que es más importante para conseguir este objetivo. Añaden también que debe suponer un reto suficiente para el nivel del alumnado y que puede haber más de un objetivo en una sola lección.

Estrategia basada en la evidencia 3: Dar feedback 

El feedback es otro elemento esencial porque ayuda a que los estudiantes sepan cómo lo hacen en la tarea que estén aprendiendo, y cómo pueden mejorar. Cuidado porque a veces creemos que dar feedback es decir a un alumno que lo ha hecho muy bien y poco más. Ese tipo de elogios se centran más en la persona y no tanto en la tarea que es lo importante: el feedback es importante porque permite comprender qué es lo que se ha hecho bien y por qué, en qué punto del aprendizaje están, y cómo pueden seguir mejorando. Hattie insiste en repetidas ocasiones en que cualquier profesor que quiera disparar los resultados de sus alumnos debe dar feedback una y otra vez. Además, es un recurso útil para el profesor de forma que puede saber con más precisión si están funcionando las clases para así poder ir cambiando cosas, algo que también acaba teniendo un impacto positivo en los alumnos. Marzano y Hattie señalan también algo más sobre lo que yo no tenía conocimiento. Puede que haya alumnos con dificultades que se beneficien más de recibir feedback mientras aún están haciendo la tarea y pueden cambiar y mejorarla (por ejemplo, antes de terminar una redacción personal), y que el resto de alumnos se adapta mejor al feedback “retardado”. Esto nos viene a decir que diferentes tipos de alumnos necesitan diferentes tipos de feedback. El famoso psicólogo Tony Buzan, que por cierto falleció hace un par de meses, fue uno de los mayores difusores de la nemotecnia y los mapas mentales. Pues bien él decía que la práctica solo sirve para que las personas repitan lo que ya están haciendo, y si lo que están haciendo no es correcto, los alumnos interiorizarán algo incorrecto. Así que el feedback permite a los alumnos saber cómo lo están haciendo mientras que pueden ajustar y perfeccionar sus esfuerzos.

Estrategia basada en la evidencia 4: Engancha a los alumnos

Si los alumnos conectan y se interesan por los contenidos de la clase, aumenta el nivel de motivación y la capacidad de aprender y recordar lo que se enseña. Parece obvio, pero no siempre se utilizan herramientas que ya conocemos para que ocurra este enganche. Marzano y Hattie creen que un primer paso es hacer que los alumnos vean una relación entre lo que ya saben sobre el tema de la clase y lo nuevo que se les pretende enseñar. Si el enganche ocurre desde el principio de la clase preguntándoles o interesándose por sus ideas sobre el tema, es más probable que presten atención y que integren mejor lo nuevo que se les enseña. Otro de los recursos potentes que ayuda a este enganche es relacionar la lección con temas que les resulten más cercanos mediante el uso de metáforas o analogías. Como por ejemplo hablarles de la Constitución como algo que ayuda a los ciudadanos igual que un árbitro puede regular las normas en un partido de fútbol. Las metáforas también pueden ser muy útiles al ofrecerles imágenes más sencillas y cercanas a su mundo, y como forma de acomodar mejor el nuevo conocimiento.

Estrategia basada en la evidencia 5: Conseguir que los alumnos sean autoeficaces

La autoeficacia se refiere a la confianza que tenemos en nuestras propias capacidades para poder realizar una tarea concreta. Y de nuevo Hattie y Marzano están de acuerdo en que la autoeficacia tiene un impacto fundamental en los éxitos del alumno. En sus estudios vieron que aquellos alumnos que pensaban que iban a aprender a dominar las matemáticas o la lectura tenían mayor probabilidad de hacerlo, mientras que los alumnos que se veían a sí mismos como torpes mostraban menor probabilidad de mejorar en sus ejercicios o su lectura. Y pensando en cómo aumentar la eficacia de los alumnos, de nuevo hablan del uso del elogio de una manera adecuada. Se trata de que el profesor exprese la convicción a sus alumnos de que lo van a conseguir. Pero para que estos elogios tengan efecto y no se conviertan en alabanzas sin credibilidad deben ser sinceros y acordes con la situación real, es decir, solo hay que darlos cuando un alumno ha tenido un logro en alguna tarea. Además, se deben referir a algo concreto relacionado con la tarea que tienen que aprender. Lo elogios mal utilizados pueden ser peligrosos. Si se elogia en exceso o cualquier cosa que haga un alumno se puede transmitir un mensaje que fomente la mediocridad, algo que no motiva el esfuerzo por seguir mejorando porque ante cualquier cosa se reciben alabanzas. Por último, Hattie señala que hay una relación recíproca entre autoeficacia y logro académico. O sea que si aumentan los logros del alumno, aumenta su autoeficacia, de la misma forma que si aumenta su autoeficacia, también aumentarán sus logros.

La lista de estrategias con apoyo empírico es mucho mayor, os dejo estas 5 herramientas como un aperitivo. La reflexión que toca hacer sobre los métodos de enseñanza, es que por fin lo que la ciencia nos dice también debería empezarse a aplicar de una forma más seria. Todavía se sigue pensando que a la hora de enseñar hay muchas formas posibles y que todas funcionan más o menos igual. Y tal y como ha pasado en Psicología y sigue pasando, hay una especie de opacidad. Igual que el psicólogo en general no habla de lo que hace en su consulta, parece que hay que dar por bueno que emplea prácticas científicas que funcionan, algo parecido pasa con la enseñanza. A veces damos por buenas las prácticas educativas sencillamente porque pensamos que ese profesor tiene experiencia o porque confiamos en su capacidad. En este sentido creo que es importante que también entre la Ciencia para medir resultados y eficacia, y para ver qué de lo que se hace funciona más y qué menos.

- NOTAS - 

El libro "Visible Learning" de John Hattie en el que sintetiza los resultados de 800 metanálisis sobre enseñanza basada en la evidencia (en Amazon lo tenéis en castellano). Si queréis verlo explicando sus ideas tenéis esta charla TEDx. Robert Marzano y su libro “Classroom management that works”, y aquí en una entrevista.

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