Es uno de los problemas psicológicos más frecuentes y por el que muchas personas piden ayuda en consulta psicológica. En general, se soluciona de forma rápida y eficaz en varias sesiones de tratamiento.
La terapia ayuda con herramientas para manejar las sensaciones físicas y sobre todo los pensamientos o rumiaciones que alimentan este malestar. Otra de las cosas que ayuda a minimizar los síntomas es desactivar la sensación de pánico que se percibe al notar las sensaciones típicas de los ataques de ansiedad (palpitaciones, mareos, temblores, sudoración, …), y que suelen interpretarse con ideas dramáticas (me voy a morir, se me va a parar el corazón, etc.).
Algunas estrategias para el manejo de pensamientos como el entrenamiento en atención plena (Mindfulness) resultan muy útiles, pero hay otras muchas para tener más control sobre los procesos automáticos (casi siempre pensamientos repetitivos) que activan y mantienen la ansiedad.
En otras ocasiones es conveniente cambiar el estilo de vida si también es parte del problema; o modificar algunas creencias o ideas que generen estrés, como un exceso de autoexigencias.