Soñar despierto

¿A alguno de vosotros no se le ha ido la cabeza pensando en algo, desconectando de lo que le rodea y volando con la mente a cualquier tema que le ilusiona o preocupa? Es más, os preguntaría en realidad cuántas veces os pasa al día. A algunos se les pone cara de tonto y a otros de interesante, pero en esos segundos o minutos claramente vuestra mirada está en otro sitio y vuestra cabeza también. Y los que tengáis hijos pequeños, o bien trabajéis como maestros, habréis observado además lo frecuente que es esto en los niños. A este fenómeno psicológico se le conoce como soñar despierto, daydreaming en inglés o más técnicamente mind wandering, que sería algo así como la mente que vaga. 

El fenómeno de soñar despierto en los niños

El fenómeno de soñar despierto en los niños

Pues bien, la últimas investigaciones psicológicas revelan que el fenómeno de soñar despierto es un sólido indicador de un cerebro activo y bien equipado. Ya en 2012, en un estudio de la Universidad de Wisconsin y el Instituto Max Planck, sugerían que esos momentos en los que nuestra mente viaja sola se correlacionan con un mayor funcionamiento de la llamada memoria de trabajo, que está claramente relacionada con nuestra capacidad para retener y evocar información a pesar de que haya cosas que nos distraigan. 

Imaginaros que en 5 minutos os vais a conectar para una reunión por videollamada y tenéis en mente comprobar un cable del router que a veces falla y os deja sin conexión a internet. Pero justo en ese momento, te llama tu madre para preguntarte algo sobre su cuenta del banco. Vuestra capacidad para recordar lo que ibais a hacer justo antes de esa llamada distractora depende en gran parte de vuestra memoria de trabajo.

En uno de los experimentos que hicieron con los participantes querían medir precisamente la relación entre la capacidad de la memoria de trabajo y la tendencia a soñar despiertos. Para hacerlo, prepararon una serie de tareas extremadamente sencillas y aburridas, en una de ellas tenían que apretar un botón cada vez que vieran una letra aparecer en pantalla. Este tipo de tareas sabemos que facilita que nuestra mente vague por asuntos más interesantes, en vista de un panorama tan soporífero. Pues bien, en el experimento a la vez que intentaban matar a los sujetos experimentales de aburrimiento, cada poco tiempo comprobaban cuánta atención estaban prestando a la tarea experimental. Les interrumpían para preguntarles por las series de letras que les habían presentado metiendo entre medias problemas matemáticos sencillos que dificultaran la tarea de recordar. En aquel momento, fue una sorpresa para los investigadores encontrar que aquellos participantes que más soñaron despiertos, los que más momentos tuvieron de quedarse absortos en sus pensamientos, obtuvieron mejores resultados en las pruebas para medir memoria de trabajo. Y ¿por qué ocurre esto? Lo que sugieren estas investigaciones es que cuando estamos enfrascados en una tarea sencilla, nos quedan muchos recursos atencionales a nuestra disposición para pensar en otras cosas diferentes a lo que estamos haciendo. Cuando hablamos además de ocupaciones o tareas rutinarias y muy automatizadas, como lo es por ejemplo conducir, tenemos esa capacidad extra para estar pensando en mil cosas más, casi sin ser conscientes del hecho en sí mismo de estar conduciendo. 

Durante mucho tiempo la memoria de trabajo ha estado relacionada con medidas de inteligencia, como el CI o Coeficiente Intelectual, pero en este estudio que comento ya se empezaba a mostrar como la memoria de trabajo esta también relacionada con nuestra tendencia a pensar más allá de lo que nos rodea en el momento. Es algo así como que nuestra mente intentar recolocar los recursos atencionales en aquello que es más relevante, que no siempre es la tarea que tenemos delante en el momento.

Y no es que aquellos que más sueñan despiertos tengan menos capacidad para centrarse en el momento, sino que pueden decidir también priorizar lo que están haciendo en el presente usando toda la memoria de trabajo para ello si fuera necesario.

Al soñar despiertos nos alejamos del momento presente, ya sea con preocupaciones o fantasías. En los últimos años, varios grupos de investigación han empezado a programar modelos por ordenador que tratan de simular este fenómeno de soñar despierto, especialmente porque piensan que nos puede dar más pistas acerca de cómo funciona nuestro cerebro. El modelo trata de representar lo que ocurre cuando nuestra cabeza esta en modo reposo o en funcionamiento. 

Ya hace años, justo yo acababa la carrera, a final de los años 90, los neurocientíficos identificaron que incluso cuando nuestra mente está “desocupada” por decirlo de alguna forma, el cerebro sigue enviando impulsos. Esta es la red neuronal por defecto, de la que ya os he hablado en alguna ocasión. Son un conjunto de estructuras cerebrales que actúan cuando estamos en modo reposo, sería algo así como el ralentí del cerebro. Es la actividad cerebral que mostramos cuando no estamos haciendo ninguna tarea específica, son actividades mentales más inconscientes que tienen que ver en gran parte con la identidad de la persona. De una forma más coloquial algunos lo llaman el mundo interno que tenemos al margen de los estímulos que vienen de fuera.

Estos momentos en los que nuestra mente sueña, divaga, imagina y viaja a otro lugar, sabemos además que desconectan otras áreas del cerebro, que tiene dos sistemas de funcionamiento, el sistema frio y el caliente. Ya sabéis, el frio es el analítico que nos ayuda a tomar decisiones más racionales, y el sistema caliente más relacionado con las emociones, los impulsos, también con la conexión con otras personas. Os hablé de esto en el artículo sobre Sistemas Cognitivos para quien quiera saber más. En muchas ocasiones, estos dos sistemas no pueden trabajar a la vez. Si tenemos delante una tarea más cognitiva, que requiere por ejemplo el uso de la lógica, el sistema caliente deja de estar tan activo, digamos que no es el momento de conectar con lo emocional. Igualmente es habitual que nos cueste analizar de manera razonable una situación si tenemos una gran activación emocional, más relacionada además con un estado de alerta o peligro que nos impulsa a actuar para protegernos, huir o luchar.

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La creatividad se ve potenciada al soñar despiertos

Lo interesante del asunto, y es algo que no me esperaba al revisar los estudios, es que cuando soñamos despiertos, nuestro cerebro conecta y desconecta estos dos sistemas de forma alternativa. En un mismo lapso de tiempo de 30 segundos en los que nuestra mente vuela, podemos estar una parte en modo analítico y otra parte en modo emocional. Esta especie de alternancia, o de diálogo entre los dos sistemas del cerebro, parece explicar por qué nos sobrevienen ideas nuevas, más creativas, o que incluso nos ayuden a solucionar un problema o tomar una determinación. Es esa típica situación en la que ves a alguien absorto, con la mirada ida, y un momento después te dice “ya lo tengo” o “ he tomado una decisión”. Así que al soñar despiertos las ideas fluyen libremente por la mente, conseguimos un estado de metaconsciencia, algo que como os cuento, aumenta más la creatividad de los pensamientos.

Vamos ahora con las malas noticias. Parece que la misma región del cerebro estimulada durante los momentos en los que la mente vaga, es la que también se activa cuando estamos rumiando. Si estáis con frecuencia en vuestros pensamientos y desconectados de lo que estáis haciendo en cada momento, y si esos pensamientos son preocupaciones que estáis anticipando del futuro, o si estáis repasando mentalmente experiencias dolorosas o recuerdos negativos, os enfrentáis a un típico problema de mente agitada, algo que suele generarnos ansiedad, bloqueo o tristeza si se mantiene en el tiempo más de la cuenta. Y más de la cuenta es la clave, me habéis escuchado más de una vez criticar que no se nos permita sentir emociones negativas, en parte por la moda happy de sentirnos siempre realizados y felices. Entonces, la idea es que nos interesa ser conscientes del momento soñar despierto e incluso provocarlo deliberadamente, pero también identificar y parar los momentos rumiación que nos pueden generar tanta ansiedad y tristeza.

Llegados a este punto, si veis que se os va de las manos y no os funciona nada, los psicoterapeutas cuentan con todo un arsenal de ideas y herramientas para emplear mucho antes de que os planteéis tirar la toalla o poneros en manos de los psicofármacos.

No lo he comentado todavía, pero parece obvio que con un exceso de distracción, si estamos todo el día en la inopia, en la luna de Valencia, pues no sólo nos vamos a perder cosas del momento presente, sino que seguramente vamos a tener problemas  en nuestra vida. Hay que aclarar que una cosa es la distracción generada por la mente que vaga por nuestro mundo interior, y otra el exceso de distracción que proviene de lo que nos rodea. ¿Os suena? Móviles y pantallas captando continuamente nuestra atención. Hace algunos años era habitual observar en cualquier sala de espera, a personas haciendo tiempo con caras que miraban a ningún sitio y absortas en sus pensamientos. Si acaso antes de llegar a ese punto se había dedicado antes un rato a repasar las revistas sobre moda, cocina o coches, cada uno con su tema. Pero no son sólo esas situaciones, esto se extendía a muchos otros momentos del día, en los que no era raro leerse toda la caja de cereales mientras se desayunaba y ante lo poco estimulante de la tarea sobrevenía de nuevo el fenómeno primero del aburrimiento y luego de soñar despiertos. Esto es algo que yo diría que todavía hoy en día ocurre en momentos de contacto con la naturaleza, como escapadas al campo, la montaña o la playa, siempre con un condicionante, que el teléfono móvil no esté presente.

La naturaleza genera más beneficios de los que pensamos sobre nuestra mente

La naturaleza genera más beneficios de los que pensamos sobre nuestra mente

Todo los perjuicios del uso excesivos de pantallas ya lo traté en artículo sobre la Psicología de los Videojuegos, y cómo pueden ser un problema no sólo cuando interfieren en casi todas nuestras ocupaciones, sino en procesos mentales espontáneos como el soñar despierto. También como decía al principio conecta mucho con todo lo que ya os conté sobre el aburrimiento, como fenómeno necesario que nos lleva a procesos creativos y de pensamiento libre.

En resumen, podemos distraernos de algo que estemos haciendo, bien por soñar despiertos, o bien por poner el foco en otra cosa diferente que nos rodea y de esta forma nos perjudica al distraernos, sobre todo si ocurre constantemente, como con los móviles.

Y os hago una pregunta ahora, ¿sabéis que es lo opuesto a la mente que vaga libremente, distanciada del momento y del ahora, del exceso de distracción? Pues el exceso de focalización o la hiperfocalización. Este está siendo en los últimos años uno de los enfoques que se plantea para ser más productivos, como forma de combatir las permanentes distracciones, sobre todo como digo las que provienen de las pantallas y apps que nos rodean. Es una estrategia que nos empuja a dirigir nuestra atención selectiva a una tarea concreta. Y en muchas ocasiones puede ser más que útil para acabar por ejemplo algún trabajo, informe, o presentación que tengamos que entregar. Pero un exceso de focalización tiene también su precio. Especialmente puede limitar nuestras ideas más creativas o la capacidad para llegar a soluciones más originales. De hecho uno de los estudios que he localizado de 2015 encuentra que la incapacidad para filtrar distracciones externas correlaciona con la habilidad para encontrar soluciones novedosas a los problemas. Otros estudios han encontrado evidencia consistente de que adultos con trastornos por déficit de atención tienen un rendimiento excepcional generando nuevas ideas y siendo creativos cuando tienen que solucionar problemas.

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La hiperfocalizacion también puede generarnos problemas

Volviendo a la red neuronal por defecto, recuerdo por si alguien se ha perdido: la actividad cerebral que mostramos cuando no estamos haciendo ninguna tarea específica, pues los escáneres cerebrales muestran que al estar muy focalizados esta red no se estimula en absoluto. Cuando esta red esta activa es cuando tomamos decisiones importantes y damos sentido a nuestras historias personales, conectando experiencias pasadas con sueños de futuro. Estar hiperfocalizados desactiva estos circuitos priorizando  que se saque la tarea adelante y ahora.

Una de las ideas que más me gustan en relación a esto, es la de introducir pausas o descansos haciendo algo que no tenga nada que ver con la tarea en la que estamos focalizados y que requiera poco esfuerzo mental. Es una mezcla entre cambiar el foco y activar el modo ralentí del cerebro. En situaciones experimentales se ha visto repetidamente cómo aumentamos la probabilidad de dar con ideas más ingeniosas y originales al meter estos tiempos de desconexión en nuestro trabajo. 

Así que una de las conclusiones es que parece interesante cambiar entre modo de atención selectiva, de hiperfocalización; y el modo soñar despiertos, en el que parece que hay beneficios al aumentar nuestra creatividad y capacidad para encontrar soluciones, además de activar el modo metaconsciencia que nos permite reenfocar las situaciones por las que atrevesamos y también reconstruir nuestras historias personales.

Notas

Investigación de 2012 de la Universidad de Wisconsin y el Instituto Max Planck. Investigación sobre el llamado “Mind Wandering” del Instituto Tecnológico de Georgia. Estudio sobre la relación entre distracciones y generación de nuevas soluciones. Maurizio Corbetta en uno de sus artículos sobre la red neuronal por defecto.