El futuro de la longevidad

La Zona Azul se denomina a la región del mundo en donde las personas destacan por su longevidad y envejecen de manera activa y con buena salud. Se citan en la investigación las siguientes: Nicoya en Costa Rica, Okinawa en Japón, Icaria en Grecia, Cerdeña en Italia, y Loma Linda en California (USA). En estas regiones se encuentran diez veces más personas centenarias que en el resto del mundo. A partir de esta investigación demógrafos, científicos, gerontólogos, antropólogos y médicos hacen constantes exploraciones para identificar la causa del fenómeno.

El concepto de Zona Azul surgió a partir de una serie de trabajos demográficos y estadísticos de Gianni Pes y Michael Poulin, pero se dan a conocer mundialmente a partir de los trabajos de investigación periodísticos de Dan Buettner junto a un equipo de National Geographic, y la publicación de su libro “The Blue Zones”. 

Se han encontrado denominadores comunes que indican la causa de la longevidad en las Zonas Azules:

1. Mantienen una vida activa, en movimiento. Se desplazan constantemente y las actividades diarias están acompañadas de fuerza física y sobretodo caminatas.

2 Su dieta es rica en verduras, legumbres y frutas.

3 Siguen tendencia de reducción de cantidad de alimentos calóricos.

4 Tienen un propósito de vida.

5 Evitan el estrés crónico.

6 Se sienten útiles, necesarios en la familia y en la comunidad.

7 Mantienen frecuentes relaciones sociales. 

8 Predominan las actitudes espirituales o creencias religiosas.

Tres de estos factores se corresponden al ámbito físico, los otros tienen relación con actitudes, hábitos y costumbres psicosociales. Por otro lado, se han realizado investigaciones en las que se ha establecido que el factor genético solo juega un 25% y el 75% restante está determinado por factores externos antes citados. En todos los factores que tienen más que ver con cuestiones físicas, de actividad y alimentación, no voy a entrar apenas, y me centraré más en las cuestiones más psicológicos y sociales.

Propósito de vida

Dos de las regiones que os nombraba anteriormente, Okinawa en Japón, y Nicoya en Costa Rica, tienen una palabra para denominar a lo que en psicología se suele llamar el propósito de vida: Ikigai es el término en japonés y en Costa Rica lo suelen llamar el Plan de Vida. Y es que en estos lugares del mundo con tal alta cantidad de personas centenarias, parece que se repite sistemáticamente que tienen un propósito de vida. Es un elemento fundamental para el bienestar psicológico tener alguna meta que alcanzar, algún tipo de propósito general que dirija la vida de cada persona. 

Los científicos creen que este factor actúa como una especie de protección ante el estrés, y que incluso ayuda a disminuir de forma general los procesos inflamatorios, de manera que tienen menos posibilidades de sufrir enfermedades como el Alzheimer, la artritis o incluso de padecer alguna cardiopatía.

Cada vez hay más evidencia que apoya la importancia del propósito de vida en la salud mental y física, y cómo este factor puede llevarnos a vivir más tiempo. Uno de los investigadores que más se ha centrado en estudiar este factor, el doctor Robert Butler, plantea que no hay duda de que la expectativa de vida aumenta en la medida que tenemos un significado o sentido de la vida definido. En 2014 presentaron un estudio longitudinal que relacionaba el propósito de vida con la longevidad. La conclusión más simple a la que llegaron es que aquellas personas que expresaron tener un sentido claro en sus vidas vivieron más tiempo y de una forma más saludable que otras personas sin un propósito de vida bien definido.

Otros estudios más recientes han vinculado claramente un fuerte propósito de vida con un menor riesgo de mortalidad a partir de los 50 años. En el estudio se hizo un seguimiento de unos 7000 adultos por encima de los 50 años y los participantes fueron entrevistados utilizando un cuestionario en el que se evaluaba su propósito de vida y cómo de significativo e importante era para guiar sus vidas. Aquellas personas que tuvieron una peor evaluación en el propósito de vida tuvieron el doble de posibilidades de morir que los que puntuaron más alto. A pesar de que tenemos que ser prudentes a la hora de sacar conclusiones con estos estudios correlacionales, sí que podemos decir que parece haber suficiente evidencia para afirmar que tener un firme y claro propósito de vida tiene una influencia muy positiva sobre la salud y la longevidad.

Y ¿cómo conseguimos tener ese propósito de vida que nos guíe cada mañana cuando nos levantemos? Pues va a depender de cada persona por supuesto. Algunas lo encontrarán sencillamente en sus aficiones, otras lo encontrarán participando y dedicando tiempo a alguna organización o a algún voluntariado, o puede que otros sean felices pasando en tiempo en su jardín, o participando de la crianza de sus nietos. 

Lo que sí parece claro es que las personas necesitamos tener un sentido que nos ayude a luchar y esforzarnos cada día por seguir activos. Es algo que además se puede apreciar trabajando en la consulta psicológica. Cuando te encuentras con personas sin ningún motivo para levantarse cada día, nos encontramos con todo tipo de problemas psicológicos y de sufrimiento emocional. 

Estrés crónico

Otra variable que parece ser diferente o especial en las personas que viven en estas zonas azules es que son capaces de evitar el estrés crónico. El estrés es una reacción normal y necesaria ante ciertos peligros y de alguna forma podemos entender que es una reacción necesaria y positiva, que nos puede ayudar incluso a salvar nuestra vida. Lo que no es tan positivo es cuando el estrés se mantiene más allá del peligro real, lo que se suele llamar estrés crónico, que se mantiene en el tiempo a pesar que ya no existan motivos ni siquiera adaptativos, ni siquiera que tengan que ver con la supervivencia. Y son muchos los estudios que miden el impacto que tiene el estrés sobre todo cuando se mantiene en el tiempo en el cuerpo humano. Hay cambios químicos muy potentes, especialmente en los niveles hormonales y en la salud gastrointestinal, que generan toda una serie de enfermedades y patologías bastante preocupantes.

Si el estrés es una respuesta útil y extrema que nos ayuda a huir o luchar en una situación de supervivencia (o que percibimos así), imaginaros lo que es mantener esta reacción fisiológica en el cuerpo más allá de o razonable… pues tiene un coste muy alto en lo físico y lo psicológico. Y que el estrés se cronifique tiene que ver con una situación concreta que se mantenga o con un estilo general de vida. Las situaciones que nos generan estrés en muchas ocasiones ya no tienen nada que ver con una situación real de peligro, sino que suele tener más que ver con alguna situación social, laboral, o personal, de manera que mantenemos ese nivel de alarma durante mucho tiempo a pesar de no ser la típica situación en la que tenemos que huir o luchar ante un peligro físico, algo para lo que el cuerpo está preparado pero por un corto período de tiempo.

Así que la respuesta de estrés y más cuando se cronifica, no sólo no es eficaz para resolver el tipo de problemas a los que nos enfrentamos hoy en día, sino que además genera toda una serie de daños en la vida de las personas. Ocurre que en las zonas azules, las personas suelen ser capaces de lidiar con ese estrés crónico, o sencillamente activan y desactivan la reacción de estrés en la medida que el peligro real esté presente o no.

Conexiones sociales

En estas regiones del mundo además, las personas reconocen sentirse muy satisfechas con sus relaciones personales, mantienen vínculos fuertes, y sienten que cuentan con apoyos en los que pueden confiar, ya sean amistades, familia o la pareja. Muchos estudios relacionan una vida social rica y satisfactoria con mejoras a nivel neuropsicológico, sobre todo memoria y destrezas cognitivas. Parece además que amortigua el deterioro cognitivo normal que sobreviene al envejecer. Así que parece que hay una relación clara entre salud mental y relaciones sociales positivas. Mucha gente es consciente de lo que supone (sobre todo en países occidentales) la jubilación en cuanto a cambio o ruptura, incluso de las relaciones sociales y personales que para muchos tienen que ver con el trabajo, de forma que no es difícil entender por qué hay un aumento de problemas mentales como las demencias, cuando ocurre la retirada del trabajo. En estas regiones suele haber otra peculiaridad, y es que viven de una forma algo más rural, de manera que no suelen tener trabajos de los que jubilarse, y es raro ver esta ruptura llegados los 65 o 70 años. Mantienen sus mismas actividades físicas y ocupaciones diarias que les hacen mantener también sus mismas relaciones personales y sociales. Esta variable más social se solapa en gran parte con otra más física, que tiene que ver con mantener un cierto nivel de actividad, con no dejar de hacer cosas, de moverse, de participar, etc. porque en definitiva seguir conectado con tus relaciones implica en muchos casos también mantener ciertas actividades que sabemos que amortiguan del paso del tiempo. 

Espiritualidad

Este factor suele ser bastante difícil de estudiar y medir. Sin embargo hay muchos autores que lo identifican como otra variable que nos ayuda a ser más longevos. Tener ciertas creencias espirituales, fe en alguna religión, o llevar a cabo prácticas espirituales, ayuda a prepararse para enfrentarse a momentos duros de la vida, como dificultades en las relaciones personales, o procesos de duelo. Se ha encontrado como factor común en estas zonas que las personas suelen formar parte de alguna comunidad religiosa y llevan a cabo prácticas espirituales tales como la meditación o otro tipo de rituales. Parece que el mero hecho de participar en actividades religiosas, y todo lo que implica, de alguna forma ayuda a mejorar la calidad de vida y la longevidad. 

En la práctica todo esto se traduce en dedicar algún tiempo diario o semanal a cultivar el mundo interior y la espiritualidad. En Loma Linda (California) por ejemplo se olvidan durante un día entero cada semana de todos sus problemas y practican el sabbat entre los judios, que es el día semanal de fiesta dedicado al culto divino y al descanso. Se reúnen para pasear por la naturaleza y hablar amigablemente de su religión y sus creencias. Es obvio que también ya de paso se refuerzan sus costumbres y todos los lazos que los unen. La religiosidad es una especie de terapia de grupo, que por si sola no hace que las personas sean más longevas, pero en combinación con otros factores sí que se convierte en otro elemento clave.

En resumen, la visión de lo que ayuda a que las personas que viven en estas zonas azules sean tan longevas, por si podéis aplicar algunas de estos elementos sería: Tener una actividad física intensa y regular en el día a día, en las tareas cotidianas (el sedentarismo es un concepto desconocido en estas regiones); tener un ikigai o plan de vida, para tener un motivo que nos haga levantarnos cada mañana, y que nos resulte como una guía; reducir el estrés para frenar el envejecimiento y la probabilidad de padecer enfermedades, bajar el ritmo diario y detectar si hay alguna fuente de ansiedad o estrés crónico que nos esté generando todo tipo de problemas; en cuanto a la alimentación bajar la ingesta calórica, o sea, comer menos en general, se habla de parar de comer un poco antes de que llegue la sensación de saciedad; priorizar en la dieta las frutas, verduras y legumbres, y parece que carne, pescados y lácteos se suelen consumir en menor cantidad en estas regiones, además de un consumo moderado o inexistente de bebidas alcohólicas; en lo social todo lo que implique participar en la comunidad y sentirte perteneciente a un grupo, en el que además se promuevan hábitos saludables; y por último el cultivo y práctica en actividades religiosas junto con la conexión social y el cuidado de los vínculos personales. 

Aunque queda mucho por investigar acerca de lo que es diferente en las zonas azules que les hace ser tan longevos, parece curioso ver que parte del estilo de vida tiene que ver con volver a hábitos que parecen estar bastante olvidados en gran parte de occidente. El mensaje más moderado por mi parte no es que os vayáis al monte a intentar replicar este estilo de vida, pero en lo posible parece interesante que intentemos llevar una vida un poco más parecida a lo que ya saben hacer desde hace tiempo muchas personas que viven en las zonas azules. 

- NOTAS - 

Charla TEDx de Dan Buettner acerca de “cómo vivir para llegar a los 100 años”. En la web de Blue Zones tenéis decenas de artículos para los que queráis saber más sobre cómo llevar una vida saludable y longeva.

Para profundizar más en temas relacionados con alimentación y ejercicio físico os recomiendo que leáis a Marcos Vázquez o escuchéis su fantástico y riguroso podcast.

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Enseñanza basada en la evidencia

La Enseñanza o educación basada en la evidencia busca fundamentar las decisiones y los métodos que utilizan los profesores de una manera científica a partir de los datos que los docentes con experiencia van aportando, y principalmente se utilizan metaanálisis para ir llegando a un consenso de cuales son las prácticas pedagógicas realmente efectivas.

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Elevación moral

Jonathan Haidt se ha hecho muy conocido en los últimos años por un libro recientemente publicado en castellano aunque fue escrito en 2012. Es una delicia de obra llamada: “La mente de los justos, por qué la política y la religión dividen a la gente sensata”, y en él argumenta cómo la emoción y la intuición, más que el razonamiento, guían la moral, y por qué distintos grupos políticos tienen concepciones tan diferentes de lo que es correcto e incorrecto.

En 2006 publicó su primer libro llamado La hipótesis de la felicidad, también muy recomendable, en el que explora la relación entre filosofías antiguas como el estoicismo y el budismo y la ciencia moderna. Pero de lo que voy a hablar hoy es de una emoción bastante desconocida de la que ya escribió Haidt hace 19 años.

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Trabajos sustituidos por robots

En 2013, un estudio publicado por la Universidad de Oxford creó un fuerte impacto al pronosticar que en las próximas décadas un 47% de puestos de trabajo en Estados Unidos estaban en riesgo de perderse al ser llevados a cabo por las máquinas.

Toda esta era tecnológica imparable que continúa evolucionando de manera exponencial, parece que va a dejarnos una serie de perjudicados y beneficiarios. Los robots y otras máquinas automatizadas están cambiando radicalmente muchas ideas sobre lo que entendemos por empleo y puestos de trabajo. Muchos afirman que en el pasado hubo cambios tecnológicos y de paradigmas en relación al mercado laboral, a los que supimos adaptarnos y reconvertirnos, pero que la era de la automatización no va a ser una transición tan asumible para muchos puestos de trabajo que están en riesgo de desaparecer, al menos para los humanos.

Siguiendo al estudio de Oxford, más recientemente, en 2018, el conocido periodista argentino y premio Pulitzer Andrés Oppenheimer publicó un libro llamado: “¡Sálvese quien pueda!: El futuro del trabajo en la era de la automatización”. En él, Andrés hace un repaso de muchos empleos actuales y las posibilidades de que en un futuro cercano sean asumidos por máquinas inteligentes. En el libro se abordan los nuevos fenómenos del machine learning o aprendizaje automático, también se habla de inteligencia artificial, realidad virtual y aumentada, o incluso de la necesidad de una renta básica universal como forma de evolucionar, una vez que dejemos de poder desempeñar una gran cantidad de trabajos que ahora mismo suponen nuestro sustento económico.

Pero el nombre del libro en inglés me parece aún más divertido, empieza llamándose: “The Robots Are Coming!” Y muchos se preguntan que para qué vienen los Robots, a lo que otros contestan: “Para todo”.

Algunos estaréis pensando que todo esto pudiera parecer mera especulación, algo de sensacionalismo y bastante de hype. Y desde luego hay autores que argumentan casi lo contrario, que estos avances tencnológicos van a generar infinidad de nuevas oportunidades de trabajo, eso sí, no serán parecidos a los trabajos que existen hoy en día.

Hoy ya podemos decir que las máquinas no sólo están desempeñando trabajos aparentemente mecánicos y repetitivos, como los que podéis imaginar en una fábrica de montaje. Los robots y los ordenadores están empezando a encargarse de trabajos mucho más complejos.

¿Ejemplos? En Wall Street hay muchos analistas financieros que ya no son necesarios, están siendo reemplazados por máquinas que analizan el Big Data de una forma mucho más eficiente. Sectores como el periodismo también están empezando a sufrir la implatación de nuevos ordenadores que transcriben y traducen entrevistas con sistemas de inteligencia artificial. Y empiezan a emplearse bots (que son rutinas de software que hacen tareas repetitivas) que escriben artículos y noticias breves sobre política y eventos deportivos. El más conocido es el robot Heliograf del Washington Post, que el año pasado escribió unos 850 artículos. La cobertura que realizó de las ultimas elecciones en Estados Unidos, escribiendo 500 artículos, hubiera requerido cientos de periodistas.

Como dato curioso, algunos de los responsables de la revolución tecnológica, Bill Gates y Mark Zuckerberg, fundador de Microsoft y Facebook respectivamente, están admitiendo por primera vez que el desempleo causado por la tecnología, el llamado desempleo tecnológico, podría convertirse en el gran conflicto mundial del siglo XXI. Hay más elementos que hacen que este tema se vea de forma trágica. El estudio de Oxford, coincidió con varias noticias que parece que pronosticaban una nueva revolución de la robótica y la inteligencia artificial, que posiblemente eliminaría millones de empleos en todo el mundo. Justo a la misma vez que se publicaba que Google había comprado 8 compañías de robótica, incluida la famosa Boston Dynamics, la empresa de robots para uso militar.

Lo que me he encontrado revisando los trabajos que hay publicados sobre todo esto es que hay dos bandos muy definidos, algo que ocurre en muchos otros asuntos. Hay todo un sector autodenominado los tecnoptimistas, que hablan de las ventajas que va a ofrecer la automatización y que los robots desempeñen una serie de tareas más rutinarias o tediosas, y sobre todo que va a traer nuevas profesiones que van a generar empleos y riqueza. Y hay otros muchos autores que se encuentran en el extremo contrario, y lo que plantean es que los robots definitivamente van a encargarse de muchas más tareas de las que pensamos, incluidas no sólo aquellas más básicas y mecánicas, sino incluso algunas que son mucho más sofisticadas. Y que esto va a generar una destrucción de empleo muy importante y otra serie de efectos en cadena. 

En lo que sí parecen estar mucho más de acuerdo es en que el futuro del trabajo tiene que ver con desarrollar otro tipo de habilidades diferentes, con cualidades más creativas y artísticas… aquellas áreas en las que los robots y la inteligencia artificial todavía andan un poco lejos de alcanzarnos. Y esto tiene también muchas implicaciones sobre la enseñanza, sobre cómo enfocar la educación y cómo preparar a los niños y jóvenes para que se enfrenten al futuro mercado laboral. Ahora sí parece cada vez más evidente que la educación no puede seguir enfocada a preparar mano de obra o desarrollar trabajos que ya las máquinas empiezan a llevar a cabo de forma más eficiente y competente. 

Pienso que desde luego la transición puede ser difícil, sobre todo porque hay una generación que va a tener que reciclarse a marchas forzadas porque sus puestos de trabajo van a estar los próximos años y décadas en serio riesgo. Pensad en las profesiones más afectadas, como la de ser conductor. En Estados Unidos ya estiman que unos 80 millones de puestos de trabajo dejarán de ser necesarios debido a que los sistemas de conducción autónoma avanzan rápidamente y son ya una realidad.

¿Queréis saber si estáis en peligro de quedaros en desempleo y si vuestra profesión esta en serio riesgo? Pues ya tenéis varias webs que se encargan de dar un pronóstico sobre cuál es el peligro real de que te quedes sin trabajo por culpa de las máquinas. En las notas tenéis enlaces a dos páginas que con sólo introducir vuestra profesión harán un cálculo porcentual sobre las posibilidades de ser sustituidos por robots. Os adelanto algunas de las profesiones que ya publicaron en el estudio de Oxford que parece que están más en riesgo. 

Según el algoritmo que diseñaron, los empleos que tienen un 99% de posibilidades de ser reemplazados por robots, drones, vehículos autónomos, y otras máquinas inteligentes, son por ejemplo: vendedores que ofrecen productos por teléfono, vendedores de seguros, auditores de cuentas, o incluso los bibliotecarios. Estas ocupaciones serán sustituidas por programas de ordenador que pueden acumular información, procesarla, y hacer proyecciones para el futuro mucho mejor que los humanos.

Entre los trabajos que cuentan con un 98% de posibilidades de desaparecer en los próximos 15 o 20 años, el estudio citó a empleados administrativos y bancarios, dedicados a analizar y procesar préstamos, e incluso a inspectores de compañías aseguradoras. En gran parte porque las tareas que desempeñan son rutinarias y pueden ser fácilmente emuladas por la inteligencia artificial.

En esta misma categoría del 98% también están los árbitros deportivos, cuyas decisiones serán cada vez más reemplazables por el trabajo automático y más preciso de drones y sistemas informáticos que analicen videos revisando jugadas dudosas.

En cuanto a los empleos que tienen un 97% de probabilidades de ser eliminados por los robots, tenemos a las recepcionistas, los camareros de restaurantes y hoteles. No es raro ver cada vez más pantallas con sistemas informáticos en los que hagamos nuestro pedido a modo autoservicio.

Y con un 96% tenemos la profesión de conductor que ya mencionaba antes. Empleos como el de taxista, mensajero, repartidor o camionero. Básicamente porque serán reemplazados por vehículos que se manejan solos. Pero con esta probabilidad tenemos también otros trabajos como guías turísticos, técnicos dentales, farmacéuticos, o carniceros.

Yo ya hice mi correspondiente comprobación como psicólogo, para ver exactamente el riesgo que tengo de perder mi trabajo, y por suerte soy uno de los afortunados con sólo un 0,4% de posibilidades de que las máquinas me reemplacen en las próximas décadas.

No dejéis de pensar en cómo reinventaros, cómo evolucionar, y sobre todo cómo adaptaros a los cambios porque es una ley que parece que se repite: “Adaptarse o morir”. 

- NOTAS - 

El estudio de Oxford y el libro de Andrés Oppenheimer.

Para comprobar si tu trabajo está en peligro, visita willrobotstakemyjob o la web de Byron Reese. 

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Sesgo de confirmación

¿En qué se basan nuestras creencias y opiniones? ¿De dónde sacamos las teorías que tenemos acerca del mundo, de cómo comportarnos, de qué es normal y qué no?

Mucha gente piensa que las convicciones y las creencias son racionales, lógicas, imparciales, y que son el resultado de años de experiencia y de un análisis objetivo de la información que nos llega. En realidad, todos somos frecuentemente víctimas de una trampa cognitiva llamada sesgo de confirmación. Nuestras creencias se suelen construir al buscar la información que confirma nuestras teorías o prejuicios sobre algún tema, y de la misma forma solemos ignorar aquella información que contradice lo que pensamos.

Así que el sesgo de confirmación es un tipo de sesgo cognitivo (de los muchos que hay) que hace que demos más relevancia a los datos que confirman lo que ya pensamos en relación a cualquier tema: cómo educar a nuestros hijos, qué opción política es mejor, o todas las microteorías que nos posicionan frente al mundo y nos dirigen cuando tomamos decisiones. 

Por ejemplo, imaginaros que alguien tiene la creencia de que los zurdos son más creativos que los diestros. Cada vez que esa persona se encuentre a una persona zurda y que además sea creativa, la teoría se hará más fuerte al acumular evidencia a su favor. Y así se estará más receptivo a cualquier otro dato que confirme aún más esta creencia, a la par que se pasa por alto otros hechos que vayan en contra de esta idea.

Pero el sesgo de confirmación no sólo va de buscar nuevos datos que nos den la razón y nos reafirme en nuestras ideas, también determina la forma en la que interpretamos lo que nos ocurre, y cómo lo memorizamos. Nos es más fácil recordar los detalles de aquello que refuerza nuestras posiciones ante la vida. 

Durante mucho tiempo la gente elegía el periódico o canal de televisión y radio afín a su ideología. Nos rodeamos en general de personas que no sólo comparten gustos y aficiones con nosotros, sino también posiciones políticas e ideológicas, o en definitiva su forma de entender la vida. Es algo que nos genera seguridad, es agradable, es una cuestión tribal, cuál es mi grupo al que pertenezco y con el que me siento identificado, que reafirma mi visión. Y como ya os podéis imaginar esta es una regla básica de por qué cada grupo ayuda a perpetuar sus propias creencias y convicciones, y por qué las voces disonantes o incómodas son muchas veces apartadas y excluidas.

Y luego llegó la era de internet. En los últimos 10 años el sesgo de confirmación se ha vuelto mucho más potente aún. No solamente seguimos interpretando aquello que nos sucede de la forma más favorable a nuestras teorías, ahora consumimos con más facilidad aquellas fuentes que reafirman nuestras ideas… páginas webs, canales de youtube, blogs, etc.

Da igual qué teoría tengamos sobre el mundo, si un día nos parece que la tierra debe ser plana y comprobamos a ver si hay alguien más que piense así, encontramos webs que recopilan todo tipo de argumentos que confirman esta alucinante y falsa teoría.

Pasa un poco parecido con las Fakenews, noticias falsas que se propagan tan fácilmente a través de mensajes de whatasapp y páginas webs. Somos una presa fácil porque todo aquello que nos encaje con nuestras creencias tiene automáticamente crédito para ser cierto, sin ninguna comprobación previa. 

Os pongo algunos ejemplos más sobre el sesgo de confirmación en la vida cotidiana:

“Siempre que lavo el coche, llueve”. Después de lavar el coche empieza a llover, y recuerdo que varias veces lo he lavado y también ha llovido. Pero no recuerdo las veces que lo he lavado y no ha llovido. Y si alguna vez lo lavo y no llueve, mi cerebro no va a registrar el hecho “hoy he lavado el coche y no ha llovido”. Lo mismo ocurre con muchos sueños premonitorios… Imaginaros que soñáis que os encontráis con un viejo amigo que no veis desde la infancia. Pocos días después, coincidís con él por la calle. Es fácil hacer una supuesta relación entre ambos sucesos y llegar a la conclusión de que tuvisteis un sueño premonitorio. Pero, ¿no será pura casualidad fruto del azar? Tenemos cientos de sueños en nuestra vida, probablemente alguno de esos sueños coincidiera con un hecho real, como encontrarse con un viejo amigo de la infancia. De nuevo,  el error es que se selecciona un hecho positivo confirmatorio que lleva a conclusiones equivocadas, y se ignoran todas la veces que hemos soñado que algo iba a pasar, y finalmente nada pasó.

Para quien esté interesado en conocer experimentos que se han realizado en psicología acerca de este sesgo, os dejaré un enlace en las notas a los estudios originales que se realizaron en los años 60 del siglo XX. Y un apunte: El término «sesgo de confirmación» fue acuñado por el psicólogo inglés Peter Cathcart Wason, quien desafió a los sujetos a que identificaran una regla que se aplicaba en tres números. El objetivo del estudio de Wason fue demostrar que la mayoría de las personas no procede de manera óptima cuando se trata de poner a prueba hipótesis. En su experimento, en lugar de tratar de demostrar que una hipótesis es falsa, la gente tendió a buscar la confirmación de la hipótesis.

Algunas ideas para intentar evitar caer en el sesgo de confirmación:

Abre tu mente a opiniones contrarias: Si estás completamente convencido de que estas en posesión de la verdad, te resultará incluso raro que haya personas que tienen una visión completamente diferente a ti… y sin embargo esas personas también pueden estar convencidas de estar en posesión de la verdad. Suele ayudar observar y escuchar sus puntos de vista y tratar de analizar lo que otros opinan sin caer en el error de pensar que no saben lo que dicen, aún cuando te resulte totalmente opuesto a tus creencias.

Pon en duda tus creencias de vez en cuando. Es una premisa básica del método científico: Tratar de probar que lo que crees es falso. Puede ser incómodo e incluso desagradable poner en duda tus creencias, nos puede generar inseguridad e incertidumbre. Ya sabemos que preferimos las certidumbres, sentir que tenemos el control, sin embargo, ser excesivamente rígidos también nos puede limitar de otras muchas formas. A veces es el miedo a reconocer que nos equivocamos y que los demás se den cuenta de nuestro error, el motivo que nos hace ni siquiera pararnos a escuchar opiniones o ideas contrarias.

Por último también puede ayudar a no caer en la trampa del sesgo de confirmación, el ser conscientes de nuestros prejuicios, de que no somos neutrales. 

El sesgo de confirmación nos presenta el reto de intentar ser un poco más abiertos, y las desventajas de irnos a posiciones más rígidas, así como polarizarnos, radicalizando nuestras creencias sobre multitud de temas. Pero tengo que acabar recordando que también nos aporta un serie de ventajas evolutivas. Este sesgo es clave para construir rápidamente teorías que nos ayuden a predecir nuestro entorno. Es una ventaja evolutiva, necesaria para evitar peligros y tener sensación de control sobre el mundo que nos rodea.

- NOTAS - 

El autor que acuñó el término sesgo cognitivo en la wikipedia: Peter Cathcart Wason, y su experimento o tarea de selección.

Acerca del poco científico informe sobre las pseudociencias (en Xataka y la La Venganza de Hipatia). Aquí hay un estudio curioso que desmonta “el mito de la luna llena”.