Los suspiros

Es algo sorprendente todo lo que se puede contar sobre un asunto tan cotidiano y aparentemente sin importancia como los suspiros.

Jack Feldman, neurobiólogo que trabaja en UCLA, en la Universidad de Los Ángeles en California, ya publicó en 2016 los resultados de un estudio muy completo acerca de los suspiros. Pero lo que os cuento esta basado también en otro estudio realizado en Bélgica, en la Universidad de Lovaina del año 2010, y por último en otro que llevaron a cabo en Oslo, Noruega, en 2008. Todos los enlaces los tenéis en las notas del podcast Elemental.

Como os podéis imaginar, todo tiene que ver con el centro de control, el cerebro. Hay un pequeño sector del cerebro que se ocupa de la respiración que está conformado por grupos pequeños de distintos tipos de neuronas. Y por lo que empezamos a saber, cada grupo funciona como un botón que activa un tipo de respiración distinto. Un botón programa las respiraciones normales, otro los suspiros y los demás parece que podrían ser para los bostezos, la aspiración, la tos e incluso para la risa y el llanto.

La idea es que hay un sistema cerebral automático que nos hace suspirar unas 12 veces por hora de media. Y lo más sorprendente es que parece que este sistema es vital para nuestra supervivencia.

La explicación más fisiológica tiene que ver con los alvéolos, y en resumidas cuentas, parece que sin los suspiros podrían colapsar nuestros alvéolos, los pequeños sacos que son la parte más pequeña pero más fundamental de nuestro sistema respiratorio.

Los 500 millones de alvéolos en nuestros pulmones se ocupan del intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre los pulmones y el sistema circulatorio.

Pero nuestra respiración normal no alcanza para abrirlos del todo y por eso el cerebro detecta que el sistema necesita ayuda.

La única manera de abrir los alvéolos cuando colapsan es suspirar, porque esto hace que ingrese el doble del volumen normal de una respiración.

Un ejemplo gráfico que soporta los resultados de estos estudios tiene que ver con las primeras máquinas de respiración artificial. Vieron que no les daban a los pacientes respiraciones profundas regulares y muchos murieron. Hoy los ventiladores incorporan regularmente una inflación profunda de aire que imita un suspiro.

Y revelaron que no solo suspiramos cuando estamos atrapados en tráfico, cuando nos dan una mala noticia o cuando intentamos retomar la calma.

¿Y cual es la parte psicológica de los suspiros? En primer lugar suspirar parece tener una función de reset no sólo físico sino emocional, en parte por el efecto de alivio que nos genera. Así que los suspiros ayudan a regular en estrés al menos en lo relativo a la respiración, que es a su vez una respuesta física y psicológica.

En segundo lugar, aunque se ha medido que suspiramos con la misma frecuencia cuando estamos sólos o acompañados, parece claro que tiene una función social, o sea que de alguna forma mediante el suspiro comunicamos un mensaje a las personas que nos rodean. Y este sentido es interesante ver como los suspiros se interpretan de forma diferente cuando somos nosotros los que suspiramos que cuando son los demás. En el estudio de la Universidad de Oslo vieron que en los demás interpretamos tristeza cuando suspiran, pero en nosotros es más bien frustración.

Os cuento uno de los experimentos que diseñaron: Se les presentaron dos puzzles: uno solucionable aunque difícil y otro imposible de solucionar aunque aparentemente sencillo. Se les pidió que se esforzaran en solucionarlos todo el tiempo que quisieran pero con la posibilidad de rendirse cuando les diera la gana. Y mientras tanto una trupe de investigadores midiendo los suspiros de cada participante.

¿Los resultados? El 77% de los participantes suspiraron, con una media de 4 veces por persona. Y la mayoría de los suspiros ocurrieron entre las pausas que realizaban después de un intento fracasado de solucionar el puzzle. Cuando se les preguntó que cómo se habían sentido, casi el 100% contestaron que frustrados.

Eso sí, casi todos negaron haber suspirado, negándolo incluso aunque se les dijera que los observadores lo habían estado registrando.

En mi opinión, a pesar de que pueda ser un proceso respiratorio automático y necesario, somos más conscientes de que suspiramos cuando nos encontramos mal anímicamente, puede ser tristeza, decepción, agobio, o incluso aburrimiento.

Y hay más cuestiones que estos estudios no abordan, pero que trabajando como psicoterapeuta ves con frecuencia. Sobre todo en problemas más relacionados con ansiedad, observas como las personas en ocasiones respiran más rápidamente, o hiperventilan, y el suspiro es un recurso más frecuente para rebajar el estrés.

Si suspiras después de leer este artículo ya sabes que puede significar muchas cosas, o sólo un proceso automático…

* Este artículo esta extraido del podcast sobre Ciencia y Psicología Elemental Podcast. Todas las referencias a los estudios las encontráis en las notas del episodio 1.

Suspiro.png