La serendipia es un suceso casual que ocurre de forma inesperada por el cual encontramos algo que no estábamos buscando en ese momento. Es una especie de maravillosa casualidad que es responsable de muchas de las innovaciones más importantes, y de los avances en ciencia y tecnología. Puede ser un poco raro hablar de casualidad cuando hablamos de ciencia y de investigación porque supuestamente el método científico funciona de una manera metódica, precisa y controlada, sin que haya lugar para la casualidad o para la suerte.
Pero lo cierto es que la casualidad ha jugado un rol importantísimo y es responsable de multitud de descubrimientos significativos en el pasado. Vamos a ver que casualidad en ciencia no es exactamente lo mismo que supone una casualidad en el día a día.
La palabra serendipia fue utilizada por primera vez por Sir Horace Walpole en 1754. Parece que quedó muy impresionado por una historia que leyó acerca de los tres príncipes de Serendip, que es el nombre antiguo para el país que ahora conocemos como Sri Lanka. La historia describe cómo tres príncipes viajan por diferentes sitios haciendo descubrimientos de forma repetidas, encontrando cosas que ni ellos habían planificado ni estaban buscando. Y Walpole creó la palabra Serendipia para refererirse a este tipo de descubrimientos accidentales.
Lo que serendipia significa en ciencia tiene que ver con un investigador haciendo un descubrimiento inesperado pero en gran parte ocurre al estar utilizando procedimientos muy específicos cuando está realizando un experimento o investigación. Los científicos son conscientes de la serendipia y la importancia que tiene para realizar diferentes hallazgos. Lo que de hecho hacen en muchas ocasiones es diseñar experimentos de forma que aumenten las posibilidades de que ocurra esta casualidad que lleva a otros descubrimientos interesantes. Pueden por ejemplo generar pequeños cambios en un típico procedimiento experimental. En otras ocasiones es un pequeño error en una prueba lo que lleva a un resultado inesperado.
Pero lo que tiene que ver con serendipia no es sólo la parte más procedimental de los experimentos, sino que a veces es más una actitud de apertura mental que les puede llevar a sacar otro tipo de conclusiones sobre los resultados.
La lista en ciencia de descubrimientos que se deben a la serendipia es muy larga. Os describiré algunos de ellos para os hagáis una idea:
Seguramente el ejemplo más conocido de serendipia es el descubrimiento de la penicilina. Alexander Flemming en 1928 fue quien protagonizó tal vez el acontecimiento más importante de la historia de la medicina. Flemming dejó antes de irse de vacaciones unas 50 placas inoculadas para que creciera una bacteria patógena, el conocido estafilococo. A su vuelta de las vacaciones se encontró que una de esas placas estaba contaminada con moho. Y fue precisamente su actitud de curiosidad lo que le impulsó a analizar por qué había crecido moho en esa placa. Lo que observó es que alrededor del hongo las colonias de estafilococos más cercanas estaban muertas, mientras que en las partes más alejadas la bactería se había reproducido de forma normal. Esto le hizo darse cuenta que el hongo había liberado una sustancia bactericida que Flemming bautizó como penicilina.
Así que Flemming que tenía fama de no ser un investigador muy pulcro, con bastante desorden y suciedad en la sala de investigación, pudo de esta forma inesperada dar con este descubrimiento.
Seguimos con otro ejemplo, un científico que trabajaba en el laboratorio químico estadounidense de Ira Remsen, fue quien llegó al descubrimiento de la sacarina. Cuando se encontraba en el comedor en su momento de descanso, notó que la sopa que se estaba tomando tenia un sabor dulce. Le resultó tan extraño que llamó a la cocinera para que la probará, pero ésta no notó nada raro. Siguió comiendo y lo mismo le pasó al probar el pan y el resto de comida, toda estaba dulce. En ese momento decidió pasar la lengua por su mano (nadie supo nunca por qué) y lo que notó es que ésta también estaba dulce. Un rato antes había estado haciendo experimentos con un tipo de carbón, la hulla, y había creado accidentalmente esa sustancia edulcorante que ahora mismo conocemos como sacarina. Otro caso en el que la falta de método y de higiene, al no haberse lavado las manos antes de su descanso para ir a comer, fue clave para poder realizar el descubrimiento.
Otra historia curiosa es la de cómo se llegó a inventar el microondas. Parece que en la II Guerra Mundial, en la batalla contra los nazis, se utilizaban magnetrones (emisores de microondas) para los radares que se utilizaban en el combate por tierra y aire. Un ingeniero llamado Percy Spencer notó como la chocolatina que tenía junto al magnetrón se derritió por completo, hecho que le llevó a investigar cómo estas emisiones de microondas podían calentar los alimentos.
Otra serendipia ocurrió en 1844, cuando Samuel Cooley y su amigo Horace Wells acudieron a una atracción pública en Connecticut, cuya diversión consistía en inhalar el gas de la risa, el famoso óxido nitroso. Lo que hacían era “colocarse” para hacer reír al público y a ellos mismos claro. Parece que Cooley tuvo una reacción agresiva y comenzó una pelea con varias personas hasta que finalmente tropezó y cayó del escenario. Cuando se calmó un poco fue cuando alguien le señaló a la pierna para avisarle de que estaba sangrando abundantemente. Pero Cooley no era consciente de la herida ni sentía nada. Wells que era precisamente dentista vio rápidamente que el motivo de su ausencia de dolor era el gas de la risa, y pensó en comenzar a aplicarlo con sus pacientes como un anestésico. Y ese fue el principio del empleo del gas de la risa como anestesia que se usa a diario en los quirófanos.
Son muchos los descubrimientos relacionados con la serendipia. Algunos investigadores estiman que el 50% de los descubrimientos científicos se deben a la serendipia. Hay otros que piensan que el porcentaje es mucho mayor.
Los errores en ciencia como veis parece que tienen una función muy importante, y en gran parte necesitamos que los científicos también sigan con una mente abierta que les lleve a interpretar de otra forma los resultados incluso cuando les lleve a algo que ellos en principio no buscan.
De nuevo la curiosidad y la inquietud del ser humano parece que es clave para que los procedimientos experimentales tengan mucho más resultado del que en un principio se plantean.
Estoy seguro de que en el futuro habrá muchos más descubrimientos y también inventos que se deban a la serendipia. Me parece que es un concepto que incluso se podría aplicar a nuestro día a día. Creo que una cierta actitud de curiosidad y apertura puede ser interesante para encontrar oportunidades o para interpretar de forma diferente cosas que nos ocurren en nuestra vida.